Sobre la cortesía de irse de las fiestas sin despedirse: Los pañuelos han caído en un triste desuso, ahora se emplean más para sonarse la nariz que para decirse adiós. Es mejor quemarse que apagarse lentamente. Y aunque aún hay un ánimo proteccionista, es de conveniencia. Ser parte del "proyecto" es apenas un capítulo de mi vida, pero no es mi vida. No me aferro a esta silla.
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